ESCRIBIR UN DIARIO NOS AYUDA A OLVIDAR LA ILUSIÓN DE TENER UNA VIDA PRIVADA
(ricardo piglia)

HAGO MI FICCIÓN PARA QUE SEA CIERTA
(pentti saarikoski)

viernes, 27 de agosto de 2010

TARDE EN SILENCIO

Pertenezco a esos: los que piensan que ya está todo dicho. Le doy vueltas en mi cabeza y busco algo no pronunciado: los recibos de la luz se acumulan en la mesita de la entrada, no les importa su soledad, asumen en silencio su abandono; las plantas gritan en silencio hasta que pierden el color verde de sus hojas, veo sus gritos y les doy su ración de agua. Nada me importa mientras permanezca el silencio de lavadoras viejas y radios mal sintonizadas. Afuera, más silencio. Son las cuatro de la tarde, es verano, hace calor. Un desierto de asfalto con oasis de saldo. Lo que queda: un horizonte plano en el que ejecutar nuestras elecciones. Ya lo dijo Bukowski: poco amor/ o poca vida/ no es tan malo// lo que cuenta/ es observar las paredes/ yo nací para eso.

jueves, 26 de agosto de 2010

AGENCIAMIENTO #5 y #6

Hoy son ellas son las que hablan:

sOY LA PERRA MáS PERRA QUE JAMáS NADIE HAYA ABANDONADO.
miriam reyes


...pOR SABER QUE NO HAY CALOR COMO EL QUE QUE ME DISTE AL CORRERTE DENTRO.

ana pérez cañamares

miércoles, 25 de agosto de 2010

AGENCIAMIENTO #2 y #3

tODOS LOS TéRMINOS QUE ELIJO PARA PENSAR SON PARA MI TéRMINOS EN EL SENTIDO PROPIO DE LA PALABRA: VERDADERAS TERMINACIONES.

antonine artaud


cUANDO UNO ESCRIBE HASTA CONVERTIR LA ESCRITURA EN UN VICIO, LO úNICO QUE HACE ES EXPLORAR. y PARA EXPLORAR HAY QUE IR HASTA EL FONDO. lO PEOR ES QUE UNA VEZ EN EL FONDO ES IMPOSIBLE REGRESAR.

pedro juan gutierrez

sábado, 21 de agosto de 2010

LA MáS DULCE DE LAS MENTIRAS

Y todo se acabó.
Al verla de espaldas andando hacia la salida de la estación
mientras mi tren se alejaba,
me di cuenta:
todo iba a terminar,
no íbamos a volver a vernos.
Unas cuantas llamadas de teléfono,
y unas cuantas conversaciones de Messenger,
alargaron el final.
Con el tiempo
nos fuimos cansando de la distancia,
las llamadas de teléfono
y las conversaciones de Messenger
poco a poco
se fueron reduciendo
hasta producirnos incomodidad.

Lo último que escuche de sus labios:
nunca he querido ni querré a nadie
como te he querido a ti.

Yo sabía que era mentira.
La más dulce de las mentiras
que jamás escuché.

jueves, 19 de agosto de 2010

AGENCIAMIENTO #1

unas palabras de Henrry Miller extraídas de su libro Hamlet por Deleuze y Guattari en su obra Rizoma.

La mala hierba es la Némesis de los esfuerzos humanos. De todas las existencias imaginarias que prestamos a las plantas, a los animales y a las estrellas, quizá sea la mala hierba la que lleva una vida más sabia. Bien es verdad que la hierba no produce ni flores, ni portaaviones, ni Sermones de la montaña (…) Pero, a fin de cuentas, la hierba siempre tiene la última palabra (…) No hay más salida que la hierba (…) La hierba sólo existe entre los grandes espacios no cultivados. Llena los vacíos. Crece entre, y en medio de otras cosas. La flor es bella, la berza útil, la adormidera nos hace enloquecer. Pero la hierba es desbordamiento, toda una lección moral.

martes, 3 de agosto de 2010

LLORAR

lloro recueros:
la memoria
del noctambulo
que sólo
cuando
está solo,
sabe todo lo
que a perdido;
como tus ojos,
que me miran
y los siento
alejarse en
la noche,
entre sus
sombras

lloro por la vida
perdida
en cada cruce
de miradas,
cuando,
en otras piernas,
aprendo
no necesitar
tenerte cerca.

lloro etílicas alegrías,
estruendosos brindis
que cantan
en el amanecer,
al nuevo mañana,
sin importarles
la resaca.

domingo, 1 de agosto de 2010

A LA RIBERA DE RIO

El calor que encontré en tu traviesa mirada fue muy superior, sin desmerecerlo, al que hallé entre tus piernas. Fui a verte para reencontrarme con tus besos, apaciguar mi delirio entre tus caricias y arrojar mi hastío en tu mirada. Nunca tuve la intención de retenerte más que setenta y dos horas y unos pocos minutos más entre mis brazos. Me gustan los espíritus libres, y nuca he querido tener una esposa ni esposarme sobre nadie.

Perdido en una tibia borrachera trataba de apaciguar, no sin dificultad, mi deseo: cogerte de la cintura y acercar tu cuerpo al mío para que así, los dos nos fundiésemos siendo uno, ir a tu dormitorio y amarte, saborear otra vez cada poro de tu piel y escuchar tus gemidos hasta que el amanecer nos diese un respiro en aquella calurosa noche de verano.

De la mano, distante en tus pensamientos, me llevaste a la ribera del río, idílico paraje en el que tus labios, en vez de besarme, lanzaron piedras sobre el tejado con el que empecé a construir mi fantasía, destruyéndolo todo y haciéndome caer en picado hasta el suelo, para recoger, en silencio, las lágrimas de mi desconsuelo.

Así me hiciste ver la triste verdad: lo qué pasó en la isla se quedó en la isla, no había razones para ti para repetirlo. Y de vuelta a la realidad, de regreso en mi urbana soledad, otra vez envuelto en mis delirios, mi fantasía quedo a la deriva entre la isla y un nuevo comienzo.