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miércoles, 19 de enero de 2011

AGRA: Taj-Mahal y FATEHPUR SIKRI: La ciudad fantasma.

El mundo es un puente, pasalo pero no construyas sobre él. Aquel que mantenga la esperanza una hora puede mantenerla durante toda la eternidad (inscripción en la puerta Buland Darwaza de la mezquita de Fatehpur Sikri).


ENTRADA SUR AL TAJ-MAHAL.


SIN PALABRAS.



ATARDECER SOBRE LA FEA AGRA.

Hace un par de días salimos de Khajuraho rumbo a Agra. Cogimos un tren a que nos dejo en la ciudad del Taj a las tres de la mañana. Una excelente hora para aparecer en una ciudad de la India. Pero nosotros fuimos bastante espabilados y nos quedamos en la horrible y maloliente sala de espera de la estación de trenes hasta las seis de la mañana. No queríamos pagar una noche de hotel entera por solo cuatro horas, y mejor Málaga que malagón... Pasado el tiempo de espera, nos fuimos a la estación de buses locales para coger un bus hasta Fatehpur Sikri, un pequeño pueblo de poco más de veinte mil habitantes a unos treinta kilómetros de Agra.

En este aparente tranquilo pueblo fuimos a pasar una noche para evitar pasar la noche en Agra porque pensábamos que íbamos a estar más tranquilos al alejarnos de la ciudad grande. Aparte de esto, también fuimos a ver unas ruinas de una antigua ciudad amurallada y una mezquita. La ciudad es bellísima. Una construcción de arenisca roja de arquitectura, creo que, de la época mongol, allá por el mil quinientos algo. La mezquita tiene el pórtico de entrada más grande de Asia, un impresionante muro de unos cincuenta y cuatro metros que asombra la vista. Pero hablar de estas cosas no merece la pena, mucho menos leer sobre ello, lo que importa es venir a verlo.

Lo interesante de Fatehpur Sikri es la gente. Caminar por la calle con mi acompañante, una chica con el pelo rapado y las orejas taladradas de pendientes llama la atención en cualquier lado, y mucho mas en la India, y muchísimo mas en una aldea como esta que no están muy acostumbrados al turismo mochilero. Mi presencia a su lado podría definirse como invisible. Todo el mundo le llama la atención, las mujeres se ríen tapándose la boca y los hombres se llaman unos a otros para decirles donde esta la extraña novedad que se acerca por la calle. Es interesante ver su reacciones y me hubiese gustado poder fotografiar sus caras, pero fue imposible encontrar unas pilas decentes para la cámara, por lo que no he podido colgar ninguna fotografía de la ciudad fantasma en el blog.

Al día siguiente, el día de hoy, nos hemos venido a Agra, únicamente para ver el Taj-Mahal. Y ha sido una decepción. La entrada es carísima, 750 rupias, y mucho mas si tenemos encuentra que a los indios solo les cuesta 20 rupias. Por llevarlo al terreno de las comparaciones, lo comparamos con la Alhambra, y lo que tenemos es que la segunda da mucho mas juego, hay muchas mas cosas que ver y que hacer en el monumento de Granada que en el Taj. Aquí, prácticamente con dos horas bastan para disfrutar de la visita y, aunque no hay que menospreciar ni mucho menos su impresionante belleza, la visita hay que alargarla con la imaginación.

En el Taj también hemos sido objeto de miradas. A mi compañera le han pedido que si le podían fotografiar y conmigo se han querido hacer una. Nosotros les hemos preguntado que como es que estando en un sitio como el Taj, preferían fotografiarse con unos giris y no al monumento. Ellos nos han dicho que para ellos el Taj es muy común y los turistas como nosotros, en especial mi compañera, somos lo extraño y sorprendente.

Sobre Agra no puedo contar nada. No hemos visto más que la estación de trenes, la de buses y el barrio del Taj. Este último es como cualquier barrio destinado al turismo. Restaurantes, tiendas de chorrdas y hostales. Ahora estamos a la espera de coger un bus que nos lleve a Risikesh. Otra ciudad que repito y de la que en próximas entregas contare lo sucedido.