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lunes, 17 de enero de 2011

KHAJURAHO: Laciudad del tantra.


ATARDECER EN KHAJURAHO.


TEMPLO EN EL SUR DE LA CIUDAD.


COJUNTO DE TEMPLOS DE LA SECCION OCCIDENTAL.

Khajurajo es una pequeña ciudad de poco más de veinte mil habitantes que se encuentra en uno de los estados centrales de la India. No tiene costa ni frontera con ningún otro país. Es un centro turístico, tanto nacional como extranjero, debido a los templos tantricos que se conservan, gracias a una restauración, en buen estado. Las escenas eróticas de estos templos son curiosas y explicitas y pueden activar determinados resortes de mentes calenturientas.

El tiempo aquí ha sido excelente. Días soleados y apenas frío por la noche. Aunque se podría haber disfrutado muchísimo mas de la estancia en este pequeño pueblo sino fuese por los vendedores locales y los camellos. Estas gentes, aparte de insistentes como en el resto de la India, me han resultado agresivos, muy agresivos. Da la impresión de que se cabrean sino les compras algo o si no vas a su tienda. No paran de preguntar por que no siempre que les respondes negativamente a sus ofertas. Otros pasan de largo, pero yo, inútil y estúpidamente, me paro y les explico que no quiero nada, que no voy a comprar nada y no lo entienden. No entra dentro de sus cabezas. Le he dado muchas vueltas, porque me han hecho sentir mal y me han robado la energía, he llegado a odiar atravesar la calle principal para ir a cualquier lado, y de todo esto, la única conclusión a la que he llegado es que esta gente no sabe. Al parecer el 80% de la población se dedica a trabajar en el campo y los que no lo hacen, trabajan para comerciantes que vinieron de fuera de la ciudad para abrir los negocios de turismo occidental. Y no saben... no tienen ni idea de como tratar a los extranjeros. A diferencia de otros lugares como Pushkar o Risikesh, que si que saben tratar al turista extranjero. No dejan de ser insistentes, pero son mucho más calmados y prácticos.

Pero no todo ha sido tan malo. El pueblo merece la pena y los templos se encuentran en buen estado de conservación, solo hay que armarse de paciencia y tomárselo con toda la calma que uno pueda. El primer día no hicimos gran cosa. Fue cuando descubrimos la calidad humana de estas gentes. Nos fuimos pronto a acostarnos y disfrutamos de la tranquilidad y de la ausencia de ruido que había en la guest-house. El segundo día nos alquilamos unas bicicletas y estuvimos dando vueltas por los templos alejados y por las aldeas cercanas con un día cojonudo que invitaba a ir en camiseta sin más preocupaciones. Las bicis, unos trastos más antiguos que la vida misma, eran las adecuadas para el terreno llano de la zona. El paseo fue agradable, excepto en los templos. Hay, en cada uno de ellos, hay un grupo de gente esperando para venderte cosas con la misma insistencia que arriba he contado y gente que directamente te pedía dinero. Por las aldeas, lo típico, lo niños pidiendo cokies, biscuits, bolígrafos... y alguno que otro rupies. Y la culpa de todo esto la tienen los turistas. Los niños no necesitan nada de esto, pero como en un algún momento aparecieron algunos turistas que se lo dieron se creen que todos lo hacemos y enseguida te piden.

No quiero que mi visión negativa de Khajuraho influya en nadie. Si alguien tiene pensado venir que venga... quizás el o ella encuentre lo que yo no he encontrado en el lugar. La visión de cada uno es la que vamos a tener y es la única que importa. Pero como otros lugares de la India, una vez que los he visto... no pienso volver.