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martes, 8 de marzo de 2011

BAN LUNG: Tierra roja

Hoy es mi última noche en Camboya, y antes de hacer el resumen de estos últimos días quisiera volver a decir que tampoco voy a poder poner fotos, la cámara sigue como esta, sin pilas. Pero que no se preocupe nadie, pronto pondré unos enlaces con todas las fotos de este viaje, tanto las de India, como todas las demás, de uno de esos álbumes picasa.

En esta ultima parada en Camboya hemos hecho poco mas o menos lo mismo pero algo distinto [same same, but diferent]. El primer día lo dedicamos a descansar y a organizar la llegada a Laos. Después de doce horas gastadas en tres autobuses locales, pocas ganas teníamos de hacer nada. Así, con esas nos dedicamos a buscar buenos sitios para comer, los billetes de autobús y los alquileres para las motos de hoy. Dimos varias vueltas y en todos lados nos ofrecían el mismo precio. Al final, uno de los chicos de la guest house nos confeso que esta todo acordado para que no allá batallas desleales por el precio. Algo que me parece muy bien, aunque seamos nosotros, los turistas occidentales, los que salimos perdiendo.

El siguiente día fuimos andando, en una marcha de cinco kilómetros hasta un lago, otro nombre que no he sido capaz de memorizar, maldita memoria y raros nombres en un extraño idioma. Pero da igual, ya lo veréis en fotos, el sitio es increíble es un lago que sea formado en el cráter de un volcán inactivo y que es sagrado para no se que tribu de la zona. Allí nos dimos unos baños y pasamos un par de horas.

El mejor día ha sido el de hoy. Nos hemos alquilado unas motos y hemos ido hasta un rió. Allí nos hemos pillado unas barcas y hemos ido hasta una aldea tribal. Hemos pasado allí unas horas y hemos visitado su cementerio. En la aldea no he podido dejar de sentirme como si estuviese visitando un zoo. Hemos pagado el derecho de visita al jefe tribal y hemos estado paseando por la zona con un matrimonio checo y sus conductores de moto, los cuales nos han estado explicando las características de la tribu y de la zona. Lo que si ha sido bastante interesante ha sido el cementerio tribal. Algo totalmente opuesto a lo que estamos acostumbrados a ver en occidente. Pequeñas construcciones de madera donde cada matrimonio es enterrado. El segundo en morir es el encargado de construir su propia tumba para el y para su pareja. Y en vez de llorar, la tribu hace una celebración de tres días por el muerto.

Me gustaría ser más extenso en lo que estoy contando. Pero van a cerrar el restaurante donde solemos cenar y lo primero es lo primero. Además vuelvo a decir lo mismo, estas cosas son mejor vivirlas. Recomiendo a todo el que me este leyendo que si tiene la menor oportunidad de venir a Camboya que no dude en hacerlo y utilice lo aquí contado como guía en su viaje, intentando llegar mucho mas allá de lo que yo lo he hecho. Camboya es un país increíble lleno de gente amistosa. A pesar de su reciente negra historia se esta abriendo al turismo y lo esta haciendo de una manera muy aceptable. Por esto mismo, antes de que las ansias de dinero conviertan a este país en otra Tailandia, hay que venir a visitarlo, porque es lo que ha sucedido en el sur, en su lugar e costa, y en la ciudad cercana a Angkor, Siem Reap, donde esta ya todo corrompido. Phnom Penh, no deja de ser una capital, y como todas, es como es. Pero una vez se sale de Siem Reap y el sur, lugar que no he visitado, el país cambia y se entra en un mundo que vuelvo a recomendar para ser visitado.

La historia sigue en Laos...

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