ESCRIBIR UN DIARIO NOS AYUDA A OLVIDAR LA ILUSIÓN DE TENER UNA VIDA PRIVADA
(ricardo piglia)

HAGO MI FICCIÓN PARA QUE SEA CIERTA
(pentti saarikoski)

martes, 12 de abril de 2011

LUANG PRABANG, MEKONG Y FIN DE LAOS.

Este va ser otro de esos breves resúmenes, no tengo muchas ganas de escribir, resaca, pero he de hacerlo antes de que se acumulen las vivencias y tenga que hacer un gran resumen de esos que nadie se lee. Además esta lloviendo y poco mas hay que hacer.

Pues eso, de Vang Vieng nos fuimos a Luang Prabang en un autobús por una carretera que serpentea por un precioso paisaje montañoso. Nos fuimos Iñaki y yo, lógicamente, y una chica alemana que conocimos. Al bajarnos del bus se nos unió otra chica francesa. Los cuatro nos fuimos a un home-stay regentado por Alec y su novia tailandesa Wina, un argentino amigo de un amigo de un amigo... Aunque el sitio podía ser un poco mas caro que otros hoteles del pueblo mereció la pena porque era estar como en casa. Cocinamos, bebíamos y fumamos buena hierba sin riesgo alguno de policía y demás pues era una casa y la policía no tenía porque venir.

Así, con estas, con la mente nublada por los poderes de la hierba de la tierra media, mientras que Iñaki terminaba sus papers yo y las chicas nos dedicábamos a pasear y turistear un poco. Luang Prabang es una ciudad turística que conserva casi intacta su herencia colonial. Paseando por sus calles si se dejan a un lado los templos budistas y demás, se puede tener la impresión de que se esta paseando por un pueblecito francés. Es decir, bonito, pero, para mí, poco interesante. El último día que se quedaron las chicas, ellas tuvieron salir antes que nosotros porque se les terminaba el visado, lo pase con ellas en un parque natural. Un precioso y artificial paraje con cascadas y piscinas naturales.

Lo mejor sucedió en nuestro penúltimo día. Una vez que las chicas se fueron, Iñaki, con sus papers terminados, se dedico a turistear por su cuenta, mientras yo a lo mío, a contemplar la nada nos fuimos a cenar a un restaurante laosiano una mezcla de barbacoa y fondue. De ahí nos fuimos a la feria que esta colocada por el ano nuevo de Tailandia y Laos. Nos montamos en los coches de coche de choque y nos tomamos unas birras. Con el morro calentito decidimos irnos a un beer-garden a seguir un poco con el jaleo. Desde el cumpleaños de Iñaki nos salimos y aquello más que una borrachera fue una enorme fumada. Pues eso, con una borrachera inesperada que poco a poco iba creciendo nos juntamos con unos lady-boys que nos intentaron llevar a lo oscuro pero no consiguieron más que unas sonrisas. De hay nos fuimos a una disco y poco mas puedo contar porque no me acuerdo. Al parecer cuando la disco cerró nos fuimos a tomar una sopa y la liamos parda con la gente que allí estaba. De toda la noche una de las cosas mas divertidas fue que mientras todo el mundo se movía en moto nosotros lo hacíamos en una bicicleta para los dos. Fue divertidísimo llegar al parking de motos, mirar al vigilante y aparcar la bici.

Tras un día perdido en una resaca nos fuimos dirección a Chiang Mai en Tailandia, lugar donde ahora nos encontramos celebrando el ano nuevo. Para llegar hasta aquí hemos cogido dos barcos lentos que remontaron el Mekong y un autobús. Pasamos dos noches en dos puebluchos de Laos, cuyo nombre desconozco, en los que no había nada que hacer más que tomarse un par de cervezas. El viaje en barco fue bastante interesante pero muy cansado. Ocho horas metidos en un barco que lentamente iba remontando el Mekong. El paisaje que ofrecía era de una belleza indiscutible que ya se vera en fotografías.

Ahora, para terminar, y sin extenderme mucho decir que estamos en Chiang Mai, una ciudad del norte de Tailandia, celebrando, como ya he dicho, el fin de ano. Ya contare de que va esto con mas detalle, solo decir que es como la batalla naval de Vallecas pero a lo bestia y en vez de un día, cinco o mas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario