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lunes, 4 de abril de 2011

VANG VIENG: La desturccion de la belleza.

Que decir sobre Vang Vieng cuando lo presento con un titulo como este... No se, es fácil hablar de un sitio como este. Lo primero es, para no deprimir al lector, hablar de las cosas buenas de este sitio.

A unos ciento cincuenta kilómetros de Vientiene se encuentra Vang Vieng. Un pequeño pueblo montañoso de una belleza increíble que poco a poco se ha ido, por razones que explicare mas abajo, en una de las Mallorcas de Laos (mis disculpas a los mallorquines cuando uso su isla para ejemplizar sitios como este). Valles verdes que me recuerdan al norte de España rodean Vang Vieng, con varias cuevas y varias oportunidades para hacer actividades de montaña, como escalar, treking, visitar aldeas rurales y demás.

Los primeros días fueron días frescos y lluviosos. Algo de agradecer, pues habíamos pasado mucho calor en la capital y necesitábamos algo de frío para reponernos del desgaste que produce el calor húmedo de estos países. En los primeros días poco hicimos, Iñaki seguía, y sigue, con sus papers, mientras que yo me dedicaba a contemplar un poco la nada y a dar paseos por el pueblo y sus alrededores. El tercer día de la semana que hemos pasado en Vang Vieng conocimos, en una mini marcha en bicicleta que hicimos, a una chica alemana que todavía sigue con nosotros de viaje. Con ella fuimos hasta una cueva y una piscina natural a pasar el día. Allí conocimos a una pareja de franceses con los que también compartimos algunos días. Con los que estuve escalando un día. Luego tuvimos un día de moto y otro de bici.

Todo esto, estando en Laos puede parecer normal. Las típicas actividades que se hacen en un lugar como este. Pero por desgracia no es así. Por desgracia, como decía antes, Vang Vieng se ha convertido en el LLoret de Mar de Laos. El principal spot turístico de este pueblo no es, como sucede en otros lugares del sur de Laos, la naturaleza. Su principal spot turístico es un desagradable cosa llamada el Tubing. Una mierda donde los blanquitos se suben a un donnut inchable y se tiran al río para emborracharse en los bares que hay en la orilla del río. No critico el hecho de que la gente se ponga fina, alguien como yo no puede hacer eso si no es demostrando un cinismo de lo mas rastrero. El problema es el de siempre, un problema bien conocido en España, un grupo de gente que acude en masa a hacer algo que es totalmente destructivo no solo para el medio ambiente, un precioso río que día tras día se llena de residuos plásticos, sino también para la cultural local. Occidentales borrachos y ruidosos, que sin ningún respeto por la enorme diferencia cultural que se da entre nosotros y ellos, caminando por el pueblo como si fuese suyo. Un pueblo que ha sucumbido a la ansia por el dinero rápido y un boom inmobiliario. Una pena, porque esta claro que esta gente tiene que tener una oportunidad par prosperar y el dinero rápido suele ser la vía mas corta para prosperar. Pero, una vez más, el problema es que los negocios que empiezan a florecer por Vang Vieng, en su mayoría, no pertenecen a gente de Laos. En su mayoría pertenecen a capital extranjero proveniente de Tailandia, expertos en hacer dinero del turismo más destructivo, y de China, expertos en hacer dinero de donde sea. Todo un panorama para la gente de Laos que, como me explicaba un chico de Laos que ha montado una ONG para ayudar a las minorías étnicas, ven como el precio del suelo y de las cosas básicas crece al mismo tiempo que sus salarios siguen estancados en lo que en occidente llamaríamos esclavitud. Lo peor de todo es ver la irresponsabilidad de jóvenes blanquitos correteando por la calle, ahora que están lejos de sus papas, como si nada de lo que esta en los alrededor de Vang Vieng fuese con ellos. Un problema de actitud que me ha hecho sentirme, por primera vez en mi vida, viejo. Viejo y treintañero.

Antes de terminar dos apuntes. Primero uno triste y desagradable y después otro alegre. La pareja de franceses con los que estuve escalando fueron al Tubing a ver el asunto y se compraron unos porros. Para su desagradable sorpresa apareció, como era de esperar, unos policías en busca de dinero blanco. Es decir, cazar a unos blanquitos y conseguir una paga extra para evitar la cárcel. En total fueron trescientos euros cada uno. Nunca he tenido nada que me pudiese meter en ningún problema en el bolsillo. Con esos trescientos euros se puede vivir un mes, y ahora estos chavales se tienen que dar media vuelta y volverse para casa. Además, si lo haces, si quieres comprar porros, puedes comprarte uno solo para evitar problemas de transporte. Pero si sigues haciéndolo, al último sitio al que debes ir es a sitios como este donde montones de policías corruptos están esperándote para que les des su paga extra de verano. Con todo esto lo único que quiero dar es una pequeña advertencia a quien quiera viajar por estos países. En alguno lugares más que otros se puede fumar. Pero cuidado, aquí no dejamos de ser dólares andantes y más para gente hambrienta y para policías corruptos.

Ya para terminar la nota alegre. Una de las cosas que mas me están gustando de Laos es lo agradable y amistosa que suele ser la gente. Un ejemplo de ello es la manera que tienen de decir hola: Sabai-dee (léase en ingles), que al pronunciar la última silaba te obliga a sonreír.

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