ESCRIBIR UN DIARIO NOS AYUDA A OLVIDAR LA ILUSIÓN DE TENER UNA VIDA PRIVADA
(ricardo piglia)

HAGO MI FICCIÓN PARA QUE SEA CIERTA
(pentti saarikoski)

martes, 31 de mayo de 2011

EL CIELO DE MADRID #1

soy un hombre: duro poco
Octavio Paz



sábado, 28 de mayo de 2011

BUENOS DÍAS

No son recuerdos, son fragmentos
Alejandro Zambra


Desconozco los caminos exactos que tomé para llegar donde estoy,
cuántas veces giré a la izquierda, cuántas a la derecha,
o si anduve, sin saberlo, dando innecesarios rodeos.
No tengo recuerdos, tan sólo
un cúmulo de fragmentos desordenados.
Todo eso ya no me importa, juega conmigo, me hace dar más vueltas
pero no me importa.
El inmenso océano en que se metaforizan todas las dudas
ha amanecido en calma, sin apenas movimiento.
Un horizonte despejado y un sol
que todavía no quema. No queda más
que empezar a caminar, avanzar por entre las olas, navegar.

viernes, 27 de mayo de 2011

SOLO

Vuelvo a casa solo, imaginando que los edificios de protección oficial de mi barrio son grandes montañas y voy vagando en la noche por un vasto valle iluminado por las estrellas en una noche clara. Pero no, ni los edificios son montañas, ni la sucia calle es un valle, las luces son farolas y una fina capa de lluvia lo cubre todo. Vuelvo solo. Solo, aburrido de volver solo, pensado en volver contigo o con ella o con la otra, pensando en el tiempo que nunca compartimos y en las caricias que nunca nos dimos. Todo empieza y termina en una caricia, en el brillo de unos ojos, en todo aquello de lo que hacemos poesía. Entremedias miles de historias compartidas, promesas olvidadas y mentiras escondidas. Vuelvo solo, otra noche más que vuelvo solo. Tampoco es tan importante. Calma, suaviza, relaja las cosas, pero no es tan importante. El camino se anda solo, no hay más. Eso es lo que quiero creer, pero, hostias, otro día más que vuelvo solo.

martes, 24 de mayo de 2011

IRREPETIBLE.

Está convencido que lo más importante que tiene es un número. No es un número cualquiera, es su número, el Número. Por eso le da más cuidados de los que se da a si mismo. Le costó la relación con Teresita, una dulce chica que estaba totalmente enamorada de él hasta que se dio cuenta de que nunca podría competir con el número, su número. Ahora ella había encontrado la paz, vivía lejos de la calle donde se vieron por primera vez, muy lejos de donde él vivía con su más preciada posesión en un semisótano de menos de treinta metros cuadrados sin ventilación. Sabía que era irrepetible que sólo él poseía ese número y que gracias a él podía hacer todo lo que se propusiese. El amor y ciertos placeres físicos habían dejado de carecer importancia. Ahora lo único importante era conservar el número y evitar que nada le sucediese.

lunes, 23 de mayo de 2011

??? ¿¿ ?¿?¿ ????¿¿¿¿¿ ?¿?¿¿¿¿????¿

No quiere responder a la pregunta. Se siente en la obligación de permanecer en silencio mirando fijamente a los ojos a la persona que tiene enfrente, quien desvía primero la mirada dirigiéndola hacia la pantalla del ordenador. Se escuchan nuevas preguntas, pero ya el silencio se ha hecho tan pesado que no hay quien responda. Se levanta y sale del despacho sin despedirse. En la calle los cristales tintados de un lujoso coche reflejan un hermoso rostro sonriente de orgullo. No hay ningún lugar al que ir. Avanzar, algunas veces es retroceder. Se dice mientras decide ir calle a bajo, pensando que por eso de la ley de la gravedad es más fácil bajar que subir.

domingo, 22 de mayo de 2011

NO HE IDO A SOL



Aquí y ahora, todo es un teatro, un espectáculo de masas.
Hay un principio, la salida desde donde siempre parto,
negatividad constante que me hace huir.
Huyo, pero no se a donde me dirijo.
Huyo, camino de ninguna parte.
No hay un adelante, tampoco un hacia detrás,
ni mucho menos una izquierda ni una derecha.
¿A dónde ir?

No quiero tener y no sé lo que quiero.
No quiero tener ni siquiera las palabras con las que escribo y pienso,
son ellas, lo sé, las que me piensan y las que me escriben.
Tan sólo puedo soñar,
y soñar, sueño, con el silencio,
soñar, sueño, con montañas nevadas, ríos sagrados
y su silencio.

viernes, 20 de mayo de 2011

TAUTOLOGíA

La misma frase se repite una y otra vez. Es un imperativo al que me niego, por razones que se me escapan, seguir. Es como si dos polos opuestos que se repelen, indicando una oposición a ciertas leyes físicas, luchasen por tomar el control de mi voluntad.

Mi cuerpo aparece, se muestra, se me muestra, como campo de batalla entre lo bien pensado, lo que debería de ser, y esa conformidad perezosa, babosa de nuestro tiempo, que no hace si no le hacen, que se deja hacer.

Así, confundido trato de resistir y me dejo llevar, pero no llego a ninguna parte. No puedo más que permanecer postrado, humillándome ante lo que no puedo entender, dando vueltas sobre mi mismo, negándome, tratando de salir de este circulo vicioso, de esta elipse de dudas que me impide actuar.

Y, envuelto en una trama de excusas, construidas en la práctica de un lenguaje, observo a través de ojos ajenos, miradas públicas, miradas que no me pertenecen, lo que se me escapa, aquello que no me atrevo, atado a las cuerdas de la pereza, atrapado en un movimiento rotativo que va cavando, lentamente, el pozo en el que me hundo.

martes, 17 de mayo de 2011

DESTROCREATIVO


Hay un momento en que todo se da la vuelta, se gira, y deja de ser lo mismo. Ya no puede seguir siendo lo mismo. Es el momento de renuncia, de abandonar lo que fuimos. El momento de empezar de nuevo, otra vuelta, otro giro en eso que llamamos destino.

Así, una vez más, un nuevo camino se abre ante nosotros y en él nos arrojamos con nuestras esperanzas. Nos impeleamos con violencia, con la intención de recorrer una distancia. De crearnos en nuevas inercias.

La nostalgia y el arraigo, simples trampas. Piedras que se levantan en el camino para impedirnos el paso. Romper, asolar el camino e inventarlo de nuevo, eliminar los escollos que nos impiden llegar hasta nuestros sueños.

sábado, 14 de mayo de 2011

!!! !!!! !!! !!!!!! !!! !!!!

Soy un náufrago, hermano del viento.
No tengo amores en ningún puerto.
Mi propósito es la búsqueda de algo que no conozco.
Persigo un fantasma,
una ilusión.
Persigo mi reflejo en los charcos que la lluvia dejo en el camino.
No sé donde voy,
tampoco lo necesito.
Andar, andar y buscar, eso es todo.
No necesito más.
Tan sólo, quizás, tratar de gritar,
poner las palabras en el viento
y, tras ellas, dejarme llevar...

jueves, 12 de mayo de 2011

LO MISMO DE SIEMPRE.

Tras seis meses viajando, ya estoy de vuelta, ya estoy en lo mismo de siempre. ¿Qué quiero decir con esto? Simple, he tardado menos tiempo en volver a recuperar todos mis hábitos que el tiempo que tarde en deshacerme de ellos. ¿Cuales son esos hábitos? Eso no importa, todos tenemos esas formas de actuar y de ser que no siempre son deseadas ni pertenecen a una elección. Son parte de eso que podemos llamar costumbre, ni nos hace daño ni nos proporciona placer. Tan sólo nos precipitan a un actuar sin conciencia, viendo en cada día lo mismo de siempre creyendo que poco o nada puede llegar ya a sorprendernos. Y en esta Inercia, sin lamentarlo, estoy de vuelta. No lo lamento pero tampoco lo agradezco. Punto muerto a la espera de un nuevo comienzo. Un nuevo comienzo que no puede significar otra cosa que un nuevo viaje.

Viajar, como dijo alguien que escribió en El Cuaderno Rojo, es posiblemente uno de los mejores estados que se conocen para el cuerpo y la mente (espíritu, alma, o como queramos llamar a eso que dentro de nosotros se nos esconde). Cuando uno viaja es un poco más dueño de tiempo. Viajando se recupera, más allá de los horarios de los transportes, el control de ciertas decisiones. Tras aprender a respetar las opiniones del cuerpo, se comienza a decidir por las sensaciones más que por las obligaciones. Uno puede decidir hasta cuando permanecer en un lugar en concreto. Viajando, las horas se convierten en días, y los días en semanas... y teniendo en cuenta que todo es nuevo, cada nuevo lugar que se visita, más allá de las sensaciones que nos produzca, está lleno de estímulos por todos lados. Además una simple amistad de dos días se intensifica tanto que puede llegar a parecer una amistad de toda la vida.

Sí a todo esto le sumamos que el inicio del viaje se produce en solitario, la implicación emocional con todo lo que sucede es mucho más elevada. Para empezar una de las mejores cosas que sucede cuando se viaja es la gente que se conoce. Si se viaja acompañado no es tan necesario conocer gente como cuando se viaja acompañado. Por eso hay montones de amistades que nacen y mueren en el viaje. Nuevas amistades que pronto se convierten en viejas por la intensidad de lo vivido. Algunas perduran y otras mueren en el mismo viaje, aunque no sin dejar un especial peso en la memoria.

Dentro de este mundo viajero no todo es tan bonito ni tan ideal. Hay lugares que te dan una patada nada mas llegar. Otras veces, ya sea por el cansancio o por la nostalgia, grandes enemigas del viajero, todo es duro, da la impresion de que somos incapaces de tomar la decisión adecuada y se piensa en volver a eso que he llamado lo mismo de siempre. Del mismo modo, mucha de las veces la gente con la que uno se cruza no está en la misma frecuencia. Según por donde se viaje uno se puede topar con mucho iluminados y turistas irresponsables. Y, lo peor de todo, uno también se comporta del mismo modo.

Al final, uno descubre que el lugar que se ha visitado, aunque en mucho casos puede llegar a engancharte, no es lo que importa. Cada uno tiene su viaje, y es eso lo que realmente importa: el viaje que cada uno tiene. Yo he tenido mi experiencia, a veces buena, aveces mala. Eso tampoco importa. Lo que importa, y es lo que ahora, una semana después, echo de menos, es la sensación de estar viajando. Estar en un ahora cambiante, un ahora que te rgala cada día la experiencia de lo nuevo. Una inexplicable sensación de vida siempre llena de estimulos.

miércoles, 4 de mayo de 2011

MOSCú: encarcelado...

Este post, entrada, o como queramos llamarlo, no lo escribo desde Moscú. Generalmente cuando he ido escribiendo he ido haciéndolo desde la ciudad en que estaba. Por las razones que mas adelante explicare estoy haciéndolo desde Madrid, pero como la acción de la historia ha sucedido en Moscú, y me gustaría haberlo escrito desde allí, he querido respetar el título de la entrada.

Hay va:

El avión que me tenía que traer de vuelta salio cinco horas tarde por los problemas técnicos de siempre. La escala era en Moscú y tenía tres horas para hacerla. Las cuentas salen claras y este retraso hizo que perdiese el segundo avión. No fui el único. Unas cuarenta personas estábamos en el mismo problema. La compañía aérea Aeroflot, una excelente hija de puta empresa rusa, nos dio la solución de colocarnos en otros vuelos, según el destino de cada uno al día siguiente, ya que todas esas cuarenta íbamos a perder el segundo vuelo si o si, y una noche de hotel en Moscú a cuenta de la casa.

Al principio la solución era bastante atractiva. Una noche más en un hotel de lujo en Moscú no sonaba tan mal. Pura ilusión. Los problemas empezaron al llegar a la capital rusa. Tras diez horas de vuelo, en Moscú la compañía no había preparado nada y tuvimos que esperar en la zona de transferencia a otros vuelos, dos horas y media, a que una mujer rusa, que decía no hablar inglés y una agente de imaginación que también decía no hablar inglés, organizasen todo. El trato fue horrible, nadie nos explicaba nada, ni nos quisieron traer agua. Había algún bebe y niños pequeños. Todo un ejemplo del buen funcionamiento de la administración Rusa.

El problema era que ningún pasajero tenía el visado para estar en el país y tenían que darnos un permiso especial para poder salir del aeropuerto. Lo que no me explico es porque no lo hicieron mientras el avión estaba en el aire. Diez horas desde que salió el avión de Bangkok, más las cinco horas de retraso. Pues eso, que tras las dos horas y media que estuvimos en el avión nos llevaron a un autobús atravesando puertas de esas que nunca piensas que vas a poder pasar en un aeropuerto, de esas que dicen solo personal o cosas por el estilo. Y del autobús nos llevaron a un hotel que estaba a escasos quince minutos del aeropuerto. En el trayecto volvimos a atravesar puertas de esas que sólo se ven en las películas.

Al llegar al hotel nos llevaron a un acceso "especial", donde nos estaba esperando el equipo de seguridad del edificio para que fuésemos directamente del bus a la recepción y cuando todos pasamos cerraron la puerta "especial" con llave. Una sola persona de recepción, para atender a cuarenta personas cabreadas. Otro ejemplo de organización. Para que nos diesen una habitación, que en muchos casos tenía que ser compartida con un desconocido, tardaron otras dos horas. Había que enseñar el pasaporte para ver si estabas en una lista. Pues, gracias a la excelente organización, había gente que no estaba en la lista. Imaginaos el tumulto que se formo en la recepción. Gente cabreada maldiciendo en varios idiomas distintos. Franceses, eslovenos, polacos, noruegos, ingleses, alemanes e hispano hablantes. Yo decidí no meterme en el follon y como estaba reventado me eche a dormir un rato en el suelo del hotel hasta, una hora después, la cosa se relajo y fui a ver si mi nombre estaba en la lista. Por suerte mi nombre estaba en la lista, me dieron mi habitación, la cual la compartí con un notas de unos treinta años que era de algún país del este que ahora no recuerdo. Un tipo simpático que había estado viviendo dos años en una isla del sur de Tailandia con visado turista sin hacer nada.

En la habitación era como estar en una celda de lujo. Estábamos vigilados por el equipo de seguridad del hotel en todo momento. No nos dejaron salir más que para desayunar y al terminar nos devolvieron a la habitación. Siempre que nos movíamos estábamos con uno de los "polis" del hotel, y para colmo en la habitación no se podía fumar. Pues eso, que allí dentro de nuestra celda, teníamos que esperar una llamada de recepción, en la que amablemente se nos hacía bajar para devolvernos al aeropuerto. Después de atravesar las misteriosas puertas, tuvimos que volver a pasar por otro control de inmigración, en el que devolvimos ese pase especial escrito a mano que nos dieron la noche anterior. Tras eso, ya éramos libres otra vez. Eso si, todo lo libre que puede estar una persona en un aeropuerto.

Como el siguiente vuelo a Madrid no salía hasta las ocho de la tarde, me colocaron en dos vuelos. El primero a París, y de ahí a Madrid. Con el flexible tiempo de diferencia entre un vuelo y otro de media hora en el aeropuerto de C. de Gaule. Para quien no conozca este aeropuerto sólo decir que es enorme. Cuando aterrizo el primer avión y tras salir de él, me tuve que pegar una carrera por todo el aeropuerto cargando con una mochila de unos diez o doce quilos. Casi ná. Tuve que volver a atravesar controles de inmigración y controles de equipaje, en los que el simpático personal del aeropuerto entendió a la perfección mi situación y se entretuvieron un poco mas con mis papeles y mis cosas haciendo amables preguntas. Aún así pude llegar justo cuando empezaron a meter a la gente en el avión. La nota amable de todo esto, es que en este según avión pude viajar en primera.

Ahora estoy de nuevo en "lo mismo de siempre", tratando de adaptarme a ello poco a poco. Tras seis meses en los que he estado sin casa, experimentado cada día nuevas experiencias, moviendo libremente cuando quería y, sobretodo, viviendo en países donde los euros se estiran mucho, no se lo que tardare en volver a adaptarme a esta realidad. De momento sólo han pasado dos día. No es momento para valoraciones. En unos días, con más calma escribiré un post final sobre lo que han significado para mí estos seis meses.

domingo, 1 de mayo de 2011

BANGKOK #3: Desde donde digo adios.

Aquí estoy, en Bangkok, en los alrededores de Kaho San Rd. En este horrible lugar donde la comercialización de todo lo posible no puede ser mas evidente. Estoy contando las horas para volver a lo mismo de siempre, aunque se que nunca volverá a ser lo mismo de siempre. Apenas doce horas y ya estaré subido a un avión que me lleve de vuelta a los madriles.

Viajar, que decir. No lo se la verdad. Siempre había sonado con realizar un viaje como este, un viaje largo donde lo bueno y lo malo se mezclan, donde las ganas de seguir y de volverse se confunden y uno no sabe que es lo que realmente quiere. Todavía es pronto para valoraciones, pero se que algo ha cambiado dentro de mi. ¿El qué? pues eso, que no lo se. En seis meses pasan tantas cosas que ahora no sabría explicarlas. Cuatro países, en los que algo de mí allí ha quedado. Especialmente en la India. Cuatro países donde he conocido a la mejor gente que nunca pensé que iba a poder conoce. Cuatro países increíbles con mucho por descubrir en ellos todavía...

Tengo el alma acongojada, sin saber muy bien que quiere decir eso de acongojada, pero ahora me espera la vuelta. Una vuelta que no es un regreso, sino un nuevo comienzo. Viajar, que difícil es explicar en palabras todo esto. Y además, para que. Las palabras no son más que agua de lluvia, lo importante es lo que dejan y lo que se llevan, y en mi mucho han dejado y mucho se han llevado. Aquí se acaba mi viaje, en Bangkok, en los terroríficos alrededores de Kaho San Rd. Y lo único que me queda por decir es gracias a todas las personas con las que me he cruzado y con las que he compartido esos instantes de mi viaje. Se que lo he agradecido muchas veces, pero, aviso, no va ser la ultima. Aun me queda ver como recibo la vuelta a casa y como todo eso, que todavía es un ahora, se convierte en recuerdos.