ESCRIBIR UN DIARIO NOS AYUDA A OLVIDAR LA ILUSIÓN DE TENER UNA VIDA PRIVADA
(ricardo piglia)

HAGO MI FICCIÓN PARA QUE SEA CIERTA
(pentti saarikoski)

viernes, 10 de junio de 2011

DELIRIO #6743,1265


foto tomada en la orilla del Mekong en Tha Khaek, Laos; al fondo Tailandia


en un momento dado, cuando el hastío se convierte en lo cotidiano, cuando la desidia deja de ser algo incomodo, y dentro del caos se encuentra, sin buscarla, la estabilidad espiritual, toda la línea temporal no es más que una bella sucesión de atardeceres, es cuando nos damos cuenta que no hay moral posible, que no existe el modo correcto de ser, nada es importante ni definitorio, no existe el amor ni el odio, todo es ilusión, todo es un cuento mal contado, y nosotros no somos más que los actores secundarios de los demás, todos personajes secundarios, sin principio ni final, la muerte no es más que un agotamiento del argumento, de lo que sostiene nuestro carácter, esa acumulación de términos que nos demarcan y nos hacen como somos, cúmulo de palabras a las que les hemos dado un sentido heredado por el paso de un tiempo que tampoco es real, un tiempo que se sostiene por la transformación de los ciclos, de eso que hemos venido a llamar ciclo por una simple observación casual, y hemos transformado en norma de la misma manera en que nosotros nos hemos enmarcado, enmarcando también el escenario en donde se desarrolla la trama tragicómica en la cual actuamos creyéndonos improvisadores e independientes a lo que está sucediendo, todo enmarcado, en una visión rectangular, como la pantalla de un reproductor de archivos audiovisuales, una realidad guionizada, sin misterios ni fantasía, más real que lo real, distante, carente de pasión, atada a los mismos términos con los que intenta escapar, sin poderlo hacer colectivamente, sólo en una kármika soledad, una moksha, termino más confuso si cabe, en un eterno principio sin final,

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