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(pentti saarikoski)

lunes, 10 de septiembre de 2012

NEOBUCóLICO


cerca estoy ya de donde sopla el viento
Leopoldo María Panero 

Todos los días, en el momento que empieza a caer la tarde,
salgo a pasear con el perro por el barrio nuevo.
Camino con una expectante devoción
por estas grandes relucientes avenidas, fruto de la especulación.
Sus calles vacías, hacen del barrio nuevo, un barrio
sin apenas vecinos. Los pocos permanecen encerrados
en sus grandes urbanizaciones, temerosos, quizás, de nosotros
los vecinos de siempre, los del barrio antiguo.
No hay ruido, apenas cuatro coches circulan sin prisas.
Una calma inédita, en estos tiempos de estrés urbano.
Es como pasear por el monte por senderos de asfalto
que han venido a cubrir vetustos páramos
antes ocupados por gitanos y duendes desheredados.
Hay un extraño placer en todo esto,
sentarse en la nada, rodeado de esqueletos de hormigón,
y escribir un ¿poema?

Aquí el viento nada tiene que llevarse.
Todo es ausencia.