ESCRIBIR UN DIARIO NOS AYUDA A OLVIDAR LA ILUSIÓN DE TENER UNA VIDA PRIVADA
(ricardo piglia)

HAGO MI FICCIÓN PARA QUE SEA CIERTA
(pentti saarikoski)

sábado, 20 de julio de 2013

LOS GALAYOS

viernes, termina la semana, empieza la fuga
la urgencia de la huida ya ha sido planeada
a las siete de la tarde nos reunimos en el curro de j,
somos cuatro, dos cordadas
por un lado j. y t., por otro d. y el que escribe

tras algo más de dos horas de carretera
llegamos a arenas de san pedro en ávila
lo primero que percibimos es que hemos salido de madrid
aquí el aire es diferente, tiene otro volumen
no pesa, no se siente la densidad de la contaminación
la gente disfruta del verano, se nota cierta felicidad en el ambiente

para nosotros, cerveza y unos bocadillos
carne de la tierra para preparar el cuerpo para lo que nos espera

tras la cena unos pocos kilómetros más hasta guisando
de ahí a la cabra, último lugar donde podemos llegar motorizados
en un rincón, entre árboles, nuestro pequeño hotel de lujo
no necesitamos más, tenemos un colchón de pinocha
y todo el silencio de la sierra de gredos
la perfección casi alcanzada

sábado, seis de la mañana, como si fuese un día laborable
suena el despertador
qué diferente es lo que nos espera
a pesar del gran desgaste físico, todo va ser un gran disfrute
mientras amanece empezamos con un desayuno espartano: 
café y un par de magdalenas
y poco a poco, sin prisa, sin pausa, rápidos y ligeros
vamos preparado los cacharros y las cuerdas

con el fresco de la mañana, comenzamos el pateo
dos horas de marcha hasta el pie de la vía
no somos los únicos
por el camino nos vamos cruzado con otros fugados
otros que buscan, que están en ello
escaladores y pateadores que también huyen del asfalto
aquí el esfuerzo requerido aleja las lacras de la montaña:
no hay domingueros

llegamos y nos dividimos
d. y este que escribe nos posicionamos en la base de la marialuisa
vamos desde aquí hasta el torreón por el cresterio
nos vamos turnando, cada uno venciendo sus miedos, sus fantasmas
aquí no hay nada, alguna cinta, algún clavo
sin nuestros grandes pequeños amigos no podríamos dar un sólo paso

y tras casi seis horas de escalada, llegamos a nuestro destino
en total trescientos metros que finalizan en una plataforma
en la que apenas caben dos personas
pero todavía no hemos finalizado
queda el descenso, no hay nada que celebrar hasta que no lleguemos 
al victory
un rapel de sesenta metros, aquí mis peores fantasmas vienen
a saludarme (miedo mucho miedo)
más un destrepe en el que hay que estar tan atento como 
en el ascenso

en el victory nos reunimos y celebramos 
ya las dos cordadas juntas
nuestro pequeña aventura con una fría cerveza
lo sabemos, no somos nadie, no saldremos en ninguna revista
nadie hablara de nosotros, somos como tantos otros
unos que tan solo quieren huir, buscar ese algo
alejados de las actividades programadas de la ciudad, de lo cotidiano

aún nos queda el descenso hasta el coche
las dos horas que por la mañana pateamos
cansados, cargando con el peso del equipo, soportando el calor 
que a medida que nosotros vamos descendiendo, el va ascendiendo

al llegar, antes de poner rumbo a madrid
el hambre aprieta
en todo el día, el espartano desayuno y un plátano más para cada uno
una cena a base de pizza y cerveza
y ponemos rumbo de vuelta a la ciudad 
con la imborrable sensación de que otra vez más
hemos disfrutado