ESCRIBIR UN DIARIO NOS AYUDA A OLVIDAR LA ILUSIÓN DE TENER UNA VIDA PRIVADA
(ricardo piglia)

HAGO MI FICCIÓN PARA QUE SEA CIERTA
(pentti saarikoski)

viernes, 13 de junio de 2014

PRIMERA TARDE DE VERANO

una nada mece el aire, el calor hace presencia
un calor que tiene las calles del barrio ausentes
todo se hace pesado, un trabajo lento
hasta imaginar resulta un esfuerzo incómodo
en esta primera tarde en la que siento el verano
de ahora en adelante: largos días que apenas oscurecen
y esa sensación permanente de cansancio acumulado
durante todo el día sintiendo el peso de las horas
en las que nada, salvo el calor, sucede
siempre esperando que la hora del atardecer
reduzca unos grados en el termómetro
momento en que la calle estalla en vida
como en aquel pueblo desértico en el sur de marruecos
un pueblo muerto en día que siempre resucitaba en la noche
y volvía a morir tras el celebrado amanecer del día siguiente
el lento proceso del verano que ya empieza
siempre un par de semanas por anticipado
periodo fatídico para los que permanecemos, una vez más
en la ciudad, haciendo que trabajamos
soñando con todos esos veranos irrecuperables de la juventud
cuando el sentido de la vida era el sinsentido de la vida
cuando nada importaba porque nada era importante
viajes imposibles en furgonetas que siempre se averiaban
en los huertos de valencia o en el desierto de monegros
y noches eternas que se iluminaban de día y volvían a ser
incesantemente sin apenas dar más que un par de pestañeos
los veranos que ya pasaron y nunca volverán
veranos que serán siempre transformados
en la memoria de nuestra histeria juvenil
una novela de iniciación que nunca será ni fue escrita
con el paso de los años siempre acumula más años y más cambios
recuerdos diferentes sobre algo que nunca sucedió de ese modo
y que será narrado en bares, cuando empiece a anochecer
mientras pensamos que ya se está haciendo tarde
y mañana habrá que trabajar o hacer cualquier otra cosa
más importante que volver a perderle el sentido a la vida
porque hemos crecido y hemos aceptado la responsabilidad
de ser algo, de ser adultos, de ser nostalgia