para j.
para que no olvides que siempre hay luz
al final del túnel
sin previo aviso suena el teléfono
bicho, nos vamos al fin del mundo, te apuntas
temprano para un domingo que despertó ya muerto
llamada con la que el día resucita feliz
ansioso por ser
y en poco más de una hora ya estamos allí
buscando las líneas que nos hagan ser
ese otro que no es, ese
que en el día a día sobrevive oculto
tras la telarañas de la rutina y el tedio
ser quienes queremos ser
un grupo de fanáticos
cuerdos muy locos que saben que no hay verdad
que el camino empieza al otro lado
de las barreras mentales que nos autoimponemos
y así, este otro domingo sucede satisfactoriamente
encadenando fracasos
entre los buenos amigos
tratando de olvidar nuestra propia desidia
